Está de moda hablar de Resiliencia. No hay más que ver el número de veces que se ha compartido una información que difundi hace unos días en las redes sociales.
… Y hablando sobre el tema, hace pocos días he podido ver el film dirigido por Angelina Jolie que lleva por título “Invencible”, y que narra la historia verídica de un atleta Ítalo-americano, Louis Zamperini, que compite en los juegos Olímpicos de Berlín y posteriormente su carrera deportiva se ve truncada por la aparición de la Segunda Guerra Mundial. La cinta muestra de una manera ejemplar el esfuerzo por la lucha y superación de un deportista de élite y sus vivencias cuando su avión es derribado en el Pacifico y durante más de un mes sobrevive a la deriva y es hecho prisionero en un duro campo de concentración japonés, posterior a su rescate.
Aunque el fim tiene una ejecución impecable a mi entender, y el guion de los hermanos Cohen es potente, desde mi punto de vista los personajes, y sobretodo el protagonista, nos deja con la miel en los labios, siendo un personaje plano, una pobre victima de las cientos de crueldades de la guerra y de sus ejecutores, pero sin reflejar ni un atisbo el motivo e instrumento que mueve su fuerza interior, que lleva a un ser humano a superar todos sus obstáculos, lo que la moderna psicología denomina como “resilencia”.
Todos los días podemos contemplar esta capacidad en muchos enfermos crónicos, en muchas personas que superan la indigencia, el paro, la quiebra económica, moral, familiar y personal, en las grandes tragedias y también en nuestra vida cotidiana. En muchas ocasiones he puesto como ejemplo de resilencia al psiquiatra Vienes, Víctor Frankl, que deja palpable su experiencia en el libro “El hombre en busca de sentido” y en su particular psicoterapia la Logoterapia.
El Ser humano para vivir necesita creer, da igual en que sea, en Dios, en Ala, en Jehová, en sus propios valores, en la belleza, en el amor o en la solidaridad. Porque también el Ser humano necesita ayudar a los demás; y así Víctor Frank comprueba, cuando todo lo tiene perdido en el campo de concentración, que la ayuda a los demás, le hace estar vivo. Y el Ser humano también necesita perdonar sin exclusiones, perdonarse así mismo y perdonar a los demás, aunque hayan sido sus verdugos.
Expresar esto, es lo que echo de menos en el film de Jolie, poner de manifiesto qué es lo que mueve esa fuerza irresistible de superación, que sin duda Zampelini conocía. ¿Conoces tú la tuya?.