El Decálogo Ético para la Humanización y el Uso de Tecnologías en Salud, una guía de referencia para integrar la innovación tecnológica en el sistema de salud

La Universidad CEU San Pablo y la Fundación Humans han presentado hoy el Decálogo Ético para la Humanización y el Uso de Tecnologías en Salud, un documento pionero que ofrece una guía de referencia para integrar la innovación tecnológica en el ámbito sanitario sin perder de vista el trato humano. Fruto de una profunda reflexión sobre el equilibrio entre el progreso digital y los valores esenciales de la atención médica, el decálogo aborda diez principios clave –desde la comunicación empática hasta la seguridad de los datos y la telemedicina accesible– con el objetivo de asegurar que la tecnología sea una aliada para mejorar la calidad asistencial y el bienestar integral de pacientes y profesionales.

El informe es fruto del trabajo conjunto de un equipo multidisciplinar de expertos: Antonio Piñas Mesa, profesor de la Universidad CEU San Pablo (USPCEU) y secretario académico del Instituto Universitario de Estudios de las Adicciones (IEA-CEU); José Luis Bimbela Pedrola, doctor en Psicología y profesor asociado de la Escuela Andaluza de Salud Pública; Carlos Royo Sánchez, director de Estrategia de Salud de GMV y vicepresidente de la Comisión de Salud Digital de AMETIC; Benjamín Herreros, profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto de Ética Clínica “Francisco Valles”; Tomás Chivato Pérez, catedrático y decano de la Facultad de Medicina de la USPCEU y presidente de la Comisión de Ética de la Academia Europea de Alergia; Carlos Gallego Pérez, director de Transformación Digital en Salud de la Generalitat de Cataluña, y Fernando Lolas Stepke, profesor titular de la Universidad de Chile.

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Según su coordinador, José Antonio Martín Urrialde, patrono de la Fundación Humans, profesor titular de la USPCEU y director del Observatorio de Humanización CEU-Humans, la necesidad de este documento surge en un contexto de acelerada transformación digital en la sanidad, donde la automatización, la inteligencia artificial, la telemedicina y la gestión de datos clínicos están redefiniendo la relación entre profesionales y pacientes. “Este avance exige una reflexión ética que garantice que el progreso tecnológico no desplace valores fundamentales como la empatía, la dignidad y el respeto por la persona”, subraya. En su opinión: “En una época en la que la información circula con gran rapidez y puede generar confusión o expectativas desmedidas, contar con marcos éticos se vuelve esencial para interpretar y comunicar con rigor el impacto real de la tecnología en la vida de las personas”.

Martín Urrialde destaca que ya existen ejemplos de medicina humanizada digital, donde la tecnología se pone al servicio del paciente. “La historia clínica electrónica interoperable permite a los ciudadanos acceder a su información médica en línea, fomentando transparencia y participación activa en su salud. La telemedicina ha acercado especialistas a comunidades rurales, reduciendo desplazamientos y mejorando el acceso a atención especializada con acompañamiento local. Incluso la inteligencia artificial en el diagnóstico refuerza la seguridad y la personalización del tratamiento, sin sustituir el juicio humano”, explica.

De cara al futuro, el experto augura un escenario en el que la inteligencia artificial, especialmente en sus formas generativas, será el eje transformador de la atención médica. “Optimizará diagnósticos, personalizará tratamientos y automatizará tareas administrativas para liberar tiempo clínico. La interoperabilidad de datos, una ciberseguridad robusta y una gobernanza ética serán pilares imprescindibles para garantizar confianza y eficiencia”, concluye.

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Bienestar integral como fin último
El decálogo subraya que el propósito ético de la atención sociosanitaria debe ser siempre el bienestar físico, emocional, social y espiritual, tanto de los ciudadanos como de los profesionales. Este enfoque reconoce que la salud no se limita a la ausencia de enfermedad, sino que abarca una experiencia vital completa en la que influyen las relaciones personales, el equilibrio emocional y la conexión con valores y creencias.

Otra de las ideas que aborda el decálogo es el hecho de integrar valores humanísticos en el uso de tecnologías. “Es esencial para asegurar una atención médica centrada en la persona. La inteligencia artificial, la telemedicina o los sistemas de big data solo alcanzarán su verdadero potencial cuando se utilicen para reforzar la empatía, la dignidad y la relación de confianza entre profesional y paciente”, aseguran sus autores.

Así, aunque la telemedicina ofrece una oportunidad inédita para mejorar la accesibilidad a los servicios de salud, especialmente en entornos rurales o con limitaciones de movilidad, su éxito depende de una implementación que priorice la equidad, la inclusión y la empatía, evitando que la brecha digital excluya a los colectivos más vulnerables.

El documento recuerda que ninguna legislación o prohibición será suficiente para garantizar que las tecnologías —en especial las que evolucionan hacia formas de inteligencia general— se pongan verdaderamente al servicio de las personas. Es necesario un compromiso ético profundo que inspire a desarrolladores, gestores y profesionales a orientar la innovación hacia el bien común.

Finalmente, el decálogo invita a construir un auténtico Humanismo digital, un marco de principios que oriente el desarrollo tecnológico hacia el crecimiento y la dignidad de las personas. La meta es que la tecnología no solo asista a la medicina, sino que contribuya al progreso ético y social de toda la comunidad.

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