El día 12 de abril fue señalado hace ahora un año, de manera arbitraria y por consenso, «Día de la Atención Primaria», por todas las organizaciones del primer nivel asistencial, acompañadas de los sindicatos y OMC.
La idea original era reivindicar una Atención Primaria (AP) de calidad, reclamar su protagonismo y protegerla de los ataques y erosiones de la clase política, sobre todo en un escenario de recortes presupuestarios. El primer año hubo sendas presentaciones en el Congreso de Diputados y Senado, junto con un manifiesto en defensa del primer nivel. Hace unas semanas, hemos asistido a la celebración del día del a AP por segundo año consecutivo. La dinámica ha sido similar: manifiesto de los integrantes en defensa del primer nivel, rueda de prensa de los protagonistas y, en este caso, celebración de una mesa redonda, donde representantes de los pacientes y expertos en economía sanitaria debatieron acerca de la importancia que tienela AP y lo incontrovertible de su protección y potenciación. Y eso es todo,… hasta el próximo año.
Siempre he sido crítico con este tipo de manifestaciones, desde el respeto a las instituciones y desde la tolerancia a la diversidad de posicionamientos: y en estos momentos si cabe lo soy aún más, conocedor de que el primer nivel asistencial necesita de algo más que manifiestos, ruedas de prensa y días del «orgullo de los primaristas». En primer lugar, es necesaria una auténtica re-fundación de la AP, desde la seriedad, el rigor científico y la claridad de sus profesionales. Para ello hay que des-politizarla y suprimir todas las manos de barniz ideológico que durante más de treinta años la han impregnado. Por otro lado, las organizaciones que defienden los intereses del primer nivel deben democratizarse, promocionando la eclosión de líderes profesionales con un alto nivel de excelencia profesional y gran altitud de miras para con los profesionales a los que representan. No pueden estar siempre los mismos, diciendo las mismas cosas.
El sector de AP debe vertebrarse, converger de manera real y no de manera ficticia y de cara a la galería, sin complejos y cerrando un pasado que más nos separa que nos une. La participación ciudadana en este movimiento es crucial y fundamental, hay que conseguir que en el foro estén representados todos los intereses y no sólo los de un sindicato y el de un solo colectivo, el de médicos. Existen muchos otros profesionales que, de manera activa, sostienen el primer nivel, véase enfermería e incluso especialistas hospitalarios que trabajan en AP. El Foro de AP debe realizar una re-lectura crítica de sus posicionamientos, desde la humildad y la generosidad de planteamientos, para que el próximo año, el día 12 de abril, en la «subasta sanitaria» de nuestro país, la voz del político tecnócrata no se oiga exclamando «Atención Primaria, ¿alguien da más? y la respuesta sea “que nadie puje nunca más por la Atención Primaria”.