Una de las preocupaciones fundamentales de las políticas preventivas de cualquier país civilizado, se centra en la promoción de hábitos saludables y en la prevención del consumo del tabaco, alcohol y drogas en toda la población y muy centrada en los jóvenes y menores.
Las políticas preventivas son una excelente medida del grado de avance en desarrollo sociosanitario y del estado de bienestar de los ciudadanos y de la sociedad en su conjunto. En la primera legislatura de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, siendo ministra de sanidad Elena Salgado, se realizó un abordaje potente en materia de Salud Pública, con dos acciones que tuvieron destinos muy distintos.
En primer lugar, asistimos, no sin gran controversia, a la génesis de un marco regulatorio del consumo de tabaco a través de la llamada “ley antitabaco”, que después de más de 5 años de aplicabilidad, aun suscita criticas y animadversión sobretodo en el sector hostelero, pero que arroja estadísticas esperanzadoras según recientes estudios.
En segundo lugar, asistimos al esperpéntico conato de regulación del consumo de alcohol en menores, donde el Ejecutivo se encontró con el muro de piedra del sector viticultor y que terminó con la intervención abortiva y directa del Presidente del Gobierno. Uno de los fracasos más sonados de la MinistraSalgado, motivado entre otras cosas, por su escasa sutilidad en la gestión del proceso, y por no buscar la intervención del sector profesional que solicitábamos planteamientos educativos y pedagógicos para su abordaje. La llamada “ley antialcohol” era en esencia un proyecto regulador punitivo, cuando debía de haberse planteado como una estrategia pedagógica, en materia de cultura de la salud.
En el momento actual el delegado del Plan Nacional de Drogas acaba de presentar la encuesta domiciliaria sobre el consumo de alcohol y drogas en España, conocida como EDADES 2011-2012, que trata de evidenciar los hábitos de consumo de la población española entre los 15 y 64 años. La estadística es contundente y clara en una muestra de 22.000 encuestas realizadas: se está reduciendo sensiblemente el consumo de tabaco, alcohol y drogas, aunque aumenta el fenómeno de “binge drinking”, es decir el “atracón de alcohol” y también de manera alarmante, desde el año 2005, el consumo de hipnosedantes.
El delegado del Plan Nacional de Drogas avanza su plan estratégico, donde propone entre otras acciones un marco legislativo sobre la prevención del consumo de alcohol en menores. Con esta evidencia estadística, debemos ponernos manos a la obra para realizar una adecuada labor preventiva y de promoción de la salud. Es fundamental estudiar el fenómeno de incremento de hipnosedantes, que puede estar amparado en el incremento de conflictividad social, laboral…. ya que es bastante sintomático que sea a partir de ese años donde se haya visto una línea de ascenso en este consumo sobre todo en menores de 65 años, pues si integráramos en dichos resultados también a los mayores, las cifras podrían resultar escalofriantes.
Es mucho lo que puede hacerse en este sentido a través de programas educativos de control del estrés en centros de mayores, colegios, universidades, empresas… Hasta las empresas multinacionales como Google y Apple y hospitales y universidades de prestigio como Mont Sinaí y Harvard, tienen programas de “mindfulness” y tai-chi.
En cuanto al marco legislativo y regulatorio del consumo de alcohol en menores, esperemos que por fin se llegue a comprender que toda acción legislativa sobre su control debe de ir acompañada de una estrategia educativa integral, donde profesionales sociosanitarios, educadores y medios de comunicación sean la triada en la que graviten las acciones.