Hace muchos años, los niños del siglo pasado, es decir yo mismo, nos criábamos a los pechos de nuestras madres hasta edades muy tardías. Recuerdo que había un amiguito mío que, aun teniendo 5 o 6 años, seguía dejando de jugar para ir al seno de su madre a alimentarse.
Los efectos beneficiosos de la lactancia materna han quedado sobradamente probados científicamente. No ha ocurrido lo mismo con otros procedimientos que, durante muchos años, se han quedado establecidos como pautas de asistencia, aún sin basarse en la evidencia científica, sino más bien en la intuición empírica de médicos y pediatras.
En este sentido, hubo unos años en los que se puso de moda indicar los aportes vitamínicos, o incluso los suplementos de hierro, aún cuando no hubiera ninguna evidencia científica para usarlos. Por eso me ha llamado poderosamente el presente artículo que traigo hoy al blog para vuestra lectura crítica, que aborda el tan criticado método de prescribir suplementos de hierro en niños de 2 a 5 años y ver qué efectos “benéficos” se obtienen.
Aunque lo dejo a vuestro criterio, ya os adelanto que en este metaanálisis, este tipo de prácticas empíricas no sale muy bien parado,…aunque quien sabe, si con los años, otros estudios aportan una evidencia en otro sentido; ya que la evidencia también cambia.
Referencia del artículo. Evid Pediatr.2013;9:76. Documento original. Thompson J, Biggs BA, Pasricha SR. Effects of daily iron supplementation in 2- to 5-year-old children: systematic review and meta-analysis. Pediatrics. 2013;131:739-53
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