Es obvia la importancia del medio ambiente en la salud de los individuos. Esa visión ecológica de la salud, me parece la visión más acertada, para aproximarse al ser humano y a la enfermedad. Quizás por eso soy médico de familia.
Cuando viajamos a una ciudad o un pueblo que no es el nuestro, nos fijamos si cabe más en el ambiente, en los jardines, en la limpieza e incluso nos permitimos hacer comentarios como: “en este lugar la gente tiene calidad de vida”. Lo que puede entenderse por calidad de vida en el ámbito del tejido social y de la ciudadanía es generar responsabilidad en los ciudadanos para con su salud y para con el medio ambiente, lo cual nos produce mayor satisfacción y por ello, una mayor felicidad.
Creo firmemente que los ayuntamientos son los lugares más cercanos al ciudadano y por ello mismo, es en estos donde se deben de planificar y ejecutar las políticas de cultura de la salud que engloban lo individual, lo colectivo y lo ambiental. Es un auténtico error que hayamos hipertrofiado los gobiernos autónomos y las consejerías en detrimento del municipio. El municipio, es la casa de todos y por ello vela por nosotros y nos facilita herramientas para ser más felices y más sanos.
Esa es la filosofía que impregna la Red Española de Ciudades Saludables, que engloba a 145 ciudades y una Diputación Provincial, representando a un 41% de la población total de España. Hace unos días, en Santander han conmemorado el 25 aniversario de la red, bajo el nombre “Las ciudades saludables del siglo XXI”. En este interesante encuentro se ha debatido sobre políticas de salud y medio ambiente, cultura de salud y otras múltiples cuestiones que afectan al bienestar de los ciudadanos. También se han entregado los premios a iniciativas en calidad de estrategias municipales, habiendo recaído los galardones en Segovia, Madrid, Plasencia y Vitoria.
Viendo los proyectos premiados, me parecen de gran utilidad, pues abarcan desde educación para la salud en consumo de alcohol en jóvenes, hasta hábitos saludables en discapacitados psíquicos, pasando por el fomento de consumo de frutas y verduras en los niños.
Estaba invitado a acudir al evento, pero mis compromisos laborales lo impidieron, espero y deseo poder acudir de manera activa al siguiente, pues todos y cada uno de los ciudadanos podemos aportar ideas, y los profesionales sanitarios además tenemos el deber de aportar un plus de experiencia y rigor al contenido.
Vaya por delante, mi más sincero y humilde reconocimiento por su labor y trayectoria.