De todos es conocido que en momentos de cambios y de crisis, surgen movimientos y corrientes de pensamiento, cuyo objetivo es tratar de explicar el mundo que se avecina, intentar generar nuevos patrones y visiones del mundo en el que estamos, con el objetivo de poder llegar a sistematizar el conocimiento, el pensamiento y el sentimiento. La historia nos arroja múltiples ejemplos de lo que acabo de comentar. Desde las profecías milenaristas del apocalipsis del mundo, hasta los movimientos contraculturales, pasando por el movimiento hippy y la new age. Este último movimiento, la “nueva era”, supuso a principios de los años 80 un intento de resurgir del espiritualismo, en contraposición al materialismo creciente, apareciendo libros emblemáticos como la saga de Don Juan de Carlos Castañeda, música, arte, etc. Pero si existió un gurú de la new age, este fue el norteamericano Ken Wilber, un doctor en bioquímica, que sustituyó las moléculas por la espiritualidad.
Wilber lleva más de 3 décadas consolidando una compleja teoría de la mente humana, que pretende explicar la evolución y desarrollo del Ser humano y entender los fenómenos espirituales. Apoyado en un profundo conocimiento de las tradiciones espirituales, desde el budismo hasta el cristianismo, pasando por el judaísmo y el sufismo y con un gran armazón teórico de las teorías filosóficas y psicológicas de la mente humana, ha generado una abundante bibliografía acerca del SER. En sus teorías trata de explicar el desarrollo y evolución de la mente, basándose en las fundamentales teorías de Piaget, mezclando sin ningún pudor y de forma eclíptica, el psicoanálisis, las teorías analíticas, el conductismo … Nada se queda al margen del interés de Wilber, él es el gran sintetizador de la mente y el espíritu humano. El libro que reseño, “Psicología integral”, como su nombre bien indica, hace referencia a crear un mapa de la estructura y funcionamiento de la mente.
Wilber, pese a ser el gran teórico de la psicología y el espiritualismo, es el gran sistematizador, tratando de buscar una aplicación práctica a sus teorías. De aquí que el autor haya creado un sistema propio de terapia integral, que trata de ayudar al ser humano en su evolución y desarrollo personal. Este intento de Wilber es posiblemente de los últimos intentos por generar una técnica integral, en la que, utilizando varias técnicas y métodos (algunos tan ancestrales como la meditación y otros tan novedosos como la psicología cognitiva), se pueda facilitar la evolución del ser humano y de la humanidad en general. Este intento debe ser rastreado profundamente en la historia de la humanidad y nos retrotraería a experiencias tan ancestrales como la escuela pitagórica (que fue el germen del monacato cristiano), la escuela de los “terapeutas” (con Filón de Alejandría a la cabeza), e incluso la llamada terapia iniciática, del psicólogo alemán Durkeim, en su centro de la selva negra.
Wilber en este texto, nos desglosa la mente, su desarrollo y cómo abordarla en determinados niveles. Si una crítica hay que hacer al autor, es que su gran erudición, pueden retrotraer al lector medio, pues maneja múltiples términos que exigen un conocimiento previo de antropología y psicología. Por otro lado, si yo pudiera tener a Wilber ante mí, hecho este que estuvo a punto de acontecer en una ocasión, le diría:
“Sr. Wilber, gracias por tener una mente tan privilegiada, por ayudarnos a sistematizar el mundo y comprenderlo mejor, pero no sufra, hay fenómenos en el espíritu humano que no pueden sistematizarse, ni incluso explicarse a través de una gran teoría. Las teorías solo son teorías, hipótesis, aproximaciones de la realidad, y como Ud. tan bien dice, nunca debemos confundir el mapa con la realidad”.