Una de marcianos: Bradbury abandonó la tierra

Hace escasos meses dábamos cuenta de la desaparición (momentánea diría Él) del escritor de ciencia ficción Ray Bradbury, escritor de culto, uno de los padres espirituales de este difícil genero. Este hecho, junto la reciente hazana del hombre saltando desde la extratosfera superando la barrera del sonido y con la necesidad de cambiar las temáticas de mis últimas lecturas, me ha llevado a retomar la lectura de algunos clásicos y en este caso, tenía reservada la lectura por segunda vez del libro que consagró a Ray, al estrellato de la ciencia ficción: “Crónicas marcianas”. Siempre recomiendo los libros que leo, pero especialmente este texto lo recomiendo por varios motivos. El principal de ellos, es porque marcó un cambio de estilo y dimensión en la ciencia ficción, que fue heredado por sus hijos intelectuales, como Asimow y Lem. El segundo motivo es porque el lector se percatará de cómo en un género tan dado a los tópicos como es la ciencia ficción, también se puede hacer poesía y crítica social.

“Crónicas marcianas”, es un libro escrito en los años 40 pero podría corresponderse con el año 2012, ya que no ha perdido para nada su aroma fresco. En el texto se recogen relatos de cómo los terrestres colonizamos Marte, un planeta habitable, donde una cultura milenaria de marcianos es radicalmente diezmada por la codicia y las pulsiones humanas más míseras. Este texto recoge una ácida crítica social y un cuidadoso estudio del género humano, de tal suerte que el texto de Ray se convierte en un libro de antropología, donde observamos cómo una cultura colonizadora avasalla y somete a otra, más ancestral, a través de la inyección de sus vicios, debilidades, vilezas…. El humor inteligente y sarcástico de Ray convierte a Marte en un planeta plagado de quioscos de salchichas, granjas, fiestas populares y todo aquello que, siendo terrestre, va socavando una cultura milenaria sabia que se oculta en las arenas rojas de Marte.

Termino con un diálogo entre dos terrestres, el capitán de una expedición y su subordinado, que decide tomar partido por la civilización marciana y, por supuesto y debido a esto, su final estaba sentenciado. Cuando el capitán le pregunta sobre cuál es el significado de la existencia y si la sabia civilización marciana había encontrado su explicación al objetivo de la vida, el insurrecto le contesta:

–  El éxito de ellos ha sido saber combinar el arte, la ciencia y la religión. El sentido de la vida, es la propia vida.

Este es Badbury en estado puro. Ahora Ray ha abandonado la tierra y estoy seguro que en las rojas tierras marcianas pasea riéndose de todos nosotros.

 

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