Nada hay que odie mas que los textos de críticos de arte, que desmenuzan y diseccionan las obras plásticas, normalmente sin tener la menor idea de cómo pintar un cuadro o realizar una escultura. En realidad son artistas “de salón”, que desbordan erudición a raudales, para impresionar al lector sobre sus magníficos conocimientos del arte, la época, la técnica, etc. Los críticos literarios son bastante parecidos, salvo honrosas excepciones. Todos ellos, suelen ser individuos carentes de la chispa de la creación, de la imaginación creadora y debido a esa “minusvalía creativa”, se dedican a desguazar las creaciones de los demás, haciendo creer que conocen, comprenden y perciben el mundo imaginal y psicológico del creador. Dicho esto, debo de argumentar, que existen excepciones que se alejan de este patrón y suelen ser los grandes artistas, que son capaces de penetrar en el mundo interno de sus compañeros, para poder contrastar la experiencia estética del otro con la suya propia. Han existido grandes artistas que han escrito bellas páginas de crítica, desde lo profundo de su experiencia, véase el ejemplo de Thomas Mann, Aldous Huxley o Chesterton.
En este caso concreto, tenemos un magnifico libro titulado sencillamente “ESCRITOS” y que es una recopilación de Edward Hopper, hablando se su propia pintura y de la de sus coetáneos.Lo primero que llama la atención del texto, es su sencillez y su honestidad. Hopper reivindica una pintura auténtica y con rasgos de identidad de la América de principios de los años 20. Él se siente deudor del espíritu libre y “natural” de los grandes artistas y pensadores americanos como Whitman, Emerson, Durand, etc. y reivindica la búsqueda de lo auténtico, resaltando que el autor debe de plasmar su verdadera visión del mundo. Esta postura le lleva a luchar contra las modas imperantes, denunciando a los artistas americanos que siguen la moda europeista, de exportar estilo de los salones y museos franceses a la América indómita.
Me ha gustado mucho su visión sencilla del acto artístico y me ha recordado, por su honestidad a un gran artista nuestro, Antonio López, por su reivindicación de la simplicidad, la autenticidad y la ausencia de adornos barrocos.
La profundidad psicológica de la comprensión de la realidad, hacen a Hopper un sabio contemplativo que penetra la realidad de lo que le rodea y como avanza en su texto: “La única cualidad que perdura en el arte es una visión propia del mundo.Los métodos son pasajeros: la personalidad es imperecedera”.
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