La depresión, uno de los grandes desafíos de salud mental del siglo XXI, sigue siendo una de las principales causas de discapacidad en el mundo. A pesar de los avances científicos y farmacológicos, aún queda un largo camino por recorrer en términos de cómo tratamos a quienes padecen depresión. Desde esta convicción nace el documento “Humanización de la atención y el trato a las personas con depresión”, un trabajo riguroso y profundamente humanista que propone repensar el abordaje de esta enfermedad desde una óptica integradora, centrada en la persona.
Este informe, patrocinado por el laboratorio Lundbeck, es fruto del trabajo conjunto del Dr. José Manuel Montes Rodríguez, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, y del Dr. Julio Zarco Rodríguez, director gerente del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y presidente de la Fundación Humans. Dos figuras de reconocido prestigio que, desde sus respectivas trayectorias, han liderado en los últimos años iniciativas para humanizar la atención sanitaria.
El valor de este documento no reside solo en su exhaustividad clínica, sino en su capacidad para tender puentes entre la ciencia médica y el cuidado emocional, ético y social de las personas que sufren depresión. A lo largo de sus capítulos se abordan desde la fisiopatología y clasificación del trastorno depresivo, hasta el manejo clínico, la selección de tratamientos o los retos pendientes en la integración de planes autonómicos de salud mental. Pero lo más relevante es su enfoque: coloca al paciente en el centro del sistema, no solo como receptor de cuidados, sino como ser humano atravesado por emociones, miedos, relaciones y contexto vital.
Este trabajo no solo aporta una guía práctica para profesionales sanitarios, sino también una invitación a toda la comunidad asistencial a reflexionar sobre el trato que ofrecemos a las personas con sufrimiento psíquico. Porque, como defiende el prólogo del Dr. Zarco, “la persona con depresión debe ser abordada desde múltiples perspectivas. Las moléculas y los neurotransmisores son tan importantes como el amor, los miedos, las creencias y el fondo cultural del paciente”.
En tiempos de prisas, eficiencia y tecnificación, este documento reivindica algo tan necesario como transformador: mirar al paciente con los ojos de la empatía y tratarlo desde el conocimiento, pero también desde el respeto profundo a su dignidad.